Border top left cut image
Border middle left cut image
Border bottom left cut image
Border middle right cut image
Border bottom left cut image
Logotipo de momoko.es

Buscar en Momoko

NOTA: 9

Sirio, análisis de la obra de Martín López Lam

Manu Gutiérrez 0 Comentarios


COMPARTE:
Imágen destacada - Sirio, análisis de la obra de Martín López Lam

Un dibujante que busca nubes desde su estudio en una segunda planta de una casa cerca del mar. Hace calor pero no es temporada alta. Una mujer, pudiera ser su pareja, toma el sol en la piscina y piensa en montañas nevadas. Aparece un hombre muerto en una piscina, pero eso no importa. El dibujante sigue buscando nubes. No sabe que detrás está Sirio, la estrella más brillante que se puede ver de noche. Pero una niebla, que arrastra perros callejeros, lo ciega todo.

Sirio son las antípodas del mito de Penélope.

Martín López Lam, el autor de Sirio 

Licenciado en Bellas Artes, Martín López Lam nace en Lima (Perú) en 1981 y en 2003 se traslada a España donde vuelve a cursar BB.AA. En 2005 es seleccionado en el premio Injuve de Ilustración y en el de Cómic en 2008.

En 2010 funda el sello Ediciones Valientes y publica en diversas antologías de ilustración y cómic experimental de todo el mundo como ARGH!, Comic Party o Kuti Kuti. En 2013 publica su primer cómic largo, Parte de todo esto (de Ponent) y desarrolla títulos como Cantatas (2012), Dote de poto a tres (2013), Chemtrail (2014), Asul (2014), Grone (2015), Balada (2015) y El título no corresponde (2016). Todas ellas editadas por Ediciones Valientes. Obras que abogan por la diversidad expresiva y la experimentación narrativa.

Todo un espejo de la idiosincrasia de lo que edita su propio sello.

Fulgencio Pimentel, la editorial de Sirio

Sirio sale editada en enero de 2016 de mano de Fulgencio Pimentel.

El carácter de Fulgencio Pimentel es subversivo en su contenido pero cuidado en su continente. Publica a autores que se mueven por el extrarradio, por la frontera de géneros y formatos. Aquellos que viven fuera del circuito protocolario pero que aman al medio y, sobre todo, a los libros. Libros que tratan con el mimo que solo puede dar un artesano.

Todo esto genera un cortocircuito en el cómic español que reta al mainstream más casposo. Si hubiera una lucha justa, Fulgencio Pimentel ganaría antes de entrar al ring.

Pero la pelea nunca ha sido justa. De hecho no puede haber enfrentamiento. Por eso mismo, quizá Fulgencio ha llegado demasiado pronto o se pasó de frenada al acabar los ochenta. Esperamos estar equivocados.

López Lam y Fulgencio Pimentel son como un matrimonio pactado, como si estuviera escrito que el autor debía publicar en la editorial por poderes. Al final se enamoran. Por eso Sirio es lo que es.

La edición en cartoné con solapas es un placer al tacto, el papel con su buen gramaje y su fuerte olor a tinta hace que parezca que estuviéramos en el estudio de López Lam apreciando los originales de primera mano.

El bitono azul y ocre, junto al blanco roto ahuesado del papel, genera un triángulo de composiciones de tonos infinitos. Se nota la pericia técnica del autor porque aprovecha los mínimos recursos para sacar un gran aprovechamiento cromático, eficiente y rico. Sí, menos es más. Manido, pero funciona.

El argumento de Sirio no importa

Sirio es una historia costumbrista con un pico de clasicismo en un tardío incidente incitador que dramatiza, aún más, los mínimos elementos que inician la historia: un ambiente que ahoga, una pareja que pasa el tiempo juntos en una casa enclavada en lo que parece un residencial veraniego de menos a más, una jauría de perros y un niebla nocturna que oculta la transición hacia otro día gemelo al anterior. Y la canícula, sus apariciones en la trama articulan la estructura general y va ganando ritmo hasta el final. Una minitrama en toda regla o como dice el propio autor, una “antihistoria”. Ah, también aparecen Turner, Goku y Google Earth. Pero no importa, podría aparecer El Chavo del 8 y López Lam haría que fuera creíble.

Salvo ese pico, la trama es un sendero contemplativo de emociones no soterradas bajo una pátina gráfica de expresividad apabullante que ayuda a establecer un paralelismo con el claroscuro del guion y sus nexos, a priori, inconexos.

En Sirio no importa lo que pasa, si no la tensión de lo que está a punto de pasar. Un argumento de suspense, casi un thriller con su muerto y todo. Pero que va, Sirio es otra cosa.

Sirio es el “y si...” de tu vida. El suspiro en el sofá cuando te visitan fantasmas y recuerdas que tu camino pudo haber sido distinto. Como si respirases hondo sabiendo que elegiste la opción más cobarde cómoda. Sabiendo que, cuanto más profundamente respires, más se marcará en tu vientre esa avispa que muere por salir. Recuerdo de que un día pudiste ser el protagonista de tu propio Apocalipsis. En parte, eso es Sirio.

Sirio como análisis formal

La narrativa de Sirio es lineal y utiliza un punto de vista en primera persona. Parece que el dibujante es el narrador pero, en algunos fragmentos del nudo, pudiera ser ella ampliando la sensación global de confusión y abstracción visual de algunos puntos.

El cómic se apropia de una distancia emocional tan cercana que, casi todo, son primeros planos. Incluso, hay algunos planos detalles que nos hacen estar piel con piel con los personajes y el ambiente. El acierto es que la distancia visual de las ilustraciones no suelen corresponder con la distancia emocional (veáse los horizontes y demás paisajes en grandes planos) haciendo así, una complementación en paralelo que podíamos llamar poesía visual armonía.

La gestualidad de los personajes está desenfocada, casi nunca se aprecian detalles de rostros o expresiones exageradas y se fomenta la plasticidad del material técnico para ocultar emociones que se pueden "interpretar" por el texto.

La representación espacial en la obra es simple y no hace demasiado uso de los puntos de fuga académicos. Para conseguir profundidad, el autor superpone planos, algo muy propio de la pintura japonesa que ciertos cómics utilizan como un recurso eficaz. Pero en Sirio, además, se le suma que estos fondos rozan lo abstracto. Líneas, manchas, tramas mecánicas de puntos, fotografías... toda una entropía de recursos que fomentan los conceptos primarios de la obra y ese regusto de estar "perdido".

Sirio bajo la luz de Sirio

Sirio es la estrella que, vista desde la Tierra, más brilla de noche. También es llamada Alfa Canis Maioris. Eso dice la Wikipedia.

Podría decirse que Sirio es la obra más adulta o madura de López Lam, pero no, Sirio son muchas cosas. Como todas aquellas cosas que perduran en el tiempo: es arte, es Cave, es Bretón y un Berliac en época de transición. Y todo, en un cómic que apenas tiene elementos narrativo-gráfico clásicos. Aléjense timoratos, López Lam no es accesible y no busca al lector pasivo, quizá si al cansado, al que cree que no leerá algo mejor que esa novela que le cambió la vida. A ese le dará un vuelco.

Lo curioso es que esta mezcolanza de lenguajes paralelos y transversales, con el intencionado alejamiento del cómic conventual, hace que la obra sea aún más CÓMIC porque solo este lenguaje puede lograr esta experiencia de sensaciones y recursos. Una suerte de polifonías discordantes que López Lam dirige hacia una sinfonía que rema al unísono y hace avanzar al medio sin demasiados artificios experimentales o gratuitos. López Lam no hace cómic, hace música.

El propio autor dice que en la palabra “sirio” está la clave del cómic.

Quizá Sirio deba leerse a la luz de Sirio.

0 comentarios en este post

Deja un comentario

Kinishinaide! No publicaremos tu email ni te spamearemos sin tu permiso


Iamge from momoko instagram feed
Iamge from momoko instagram feed
Iamge from momoko instagram feed
Iamge from momoko instagram feed
Iamge from momoko instagram feed
Iamge from momoko instagram feed